El caso se resolvió en la Justicia mediante un juicio abreviado. El autor del disparo no fue acusado de un homicidio, sino por lesiones graves y acordó cumplir una pena de prisión condicional. Las identidades y detalles del caso ocurrido en Paraná.
Un joven fue baleado por un hombre que lo acusó de robarle herramientas en su vivienda del barrio Gaucho Rivero, en la mañana del 4 de enero de 2024. Ambos eran vecinos y no era la primera vez que hubo conflictos.
La víctima, Ángel Gabriel Morato, sufrió graves heridas en el abdomen. El tirador, Gustavo Javier González, fue detenido por la agresión. Morato fue operado y debía permanecer internado en el hospital, pero se fue sin alta médica y no se cuidó. Cuando regresó al nosocomio, un mes y medio después, ya era tarde: murió el 27 de febrero.
Esto se resolvió en la Justicia mediante un juicio abreviado, donde González, de 36 años, no fue acusado de un homicidio, sino que terminó acusado por lesiones graves y acordó cumplir una pena de prisión condicional, es decir, sin ir a la cárcel, pero con medidas de conducta que deberá cumplir.
Mauricio Mayer, vocal de Juicio y Apelaciones de Paraná, homologó el acuerdo presentado por la fiscal Paola Farinó y el abogado defensor Damián Petenatti.
El hecho policial
Ocurrió el 4 de enero aproximadamente a las 8 de la mañana, cuando Morato caminaba por la Cortada 968 y fue sorprendido por González, quien le efectuó al menos un disparo que le causó una herida de arma en el abdomen con orificio de entrada sin salida.
El diagnóstico médico fue “hemoperitoneo, con compromiso de intestino delgado por lesiones múltiples” y “hematoma en uréter derecho”. González ocultó el arma y nunca pudo ser localizada.
Tanto personal de la comisaría novena como de la División Homicidios que intervinieron en el lugar, dialogó con diferentes testigos.
Qué dijeron los testigos
Cristian Miguel Morato, padre de la víctima, contó estaba durmiendo cuando escuchó un disparo, salió a la calle y se encontró con su hijo, que estaba herido y se agarraba la panza, por lo que llamó urgente a una ambulancia.
En el hospital San Martín los investigadores de Homicidios entrevistaron a la víctima, a su hermana y a su tía. Los tres les refirieron que Gustavo González era quien le había disparado, porque aducía que Moratto y Benjamín Giampietri habrían ingresado a su vivienda y le robaron herramientas.
Otra testigo, vecina del barrio, contó que cuando salió de su casa tras escuchar el disparo solo vio a Morato tirado en el suelo y a su hermana Micaela que lo estaba ayudando, pero luego se enteró por los vecinos que el que le habría disparado era González
Benjamín Giampietri manifestó que el autor del disparo contra Morato fue González, quien el día anterior lo había golpeado con una varilla de hierro, porque los acusaba de haber robado en su casa, y agregó que seguramente el arma de fuego estaría guardada en la casa del suegro de Gustavo, en el barrio San Martín.
Se fue del hospital
Según el médico forense Maximiliano Siromski, analizando la historia clínica remitida por el hospital San Martín. señaló que el paciente ingresó por Guardia del hospital San Martín debido a una herida provocada por proyectil de arma de fuego, en región periumbilical de aproximadamente un centímetro sin orificio de salida, con signos vitales dentro de la normalidad y hemodinámicamente estable.
Le practicaron una cirugía que advirtió lesiones múltiples en intestino delgado y mesenterio, entre otras heridas graves. Todas las lesiones se repararon y el paciente pasó a cursar posoperatorio.
El forense señaló que hubo evolución favorable, por lo que el paciente no requirió internación en Terapia Intensiva, ni transfusiones, ni asistencia respiratoria mecánica hasta que se retiró del nosocomio sin el alta médica el 13 de enero.
De este modo, Siromski concluyó que Morato no corrió riesgo de muerte y que las lesiones curarían en un tiempo mayor a un mes. La cuestión es que el joven falleció el 27 de febrero, es decir un mes y medio después de salir del hospital.
“Falta de cuidado”
Citado por Fiscalía en el marco de la investigación, el médico forense analizó la historia clínica de Morato y sostuvo que no hay constancia de que el joven haya concurrido a los controles post quirúrgicos por consultorio externo de Cirugía General del hospital San Martín.
Dio cuenta que Morato fue a un control al Centro de Salud Humberto D’Angelo donde no se informaron complicaciones derivadas de la cirugía.
Dicho paciente, señaló el médico, luego de haber sido intervenido quirúrgicamente el 4 de enero, se retiró del hospital por propia voluntad sin alta médica el 13 e ingresó descompensado el 26 de febrero, por “abdomen oclusivo” (obstruido), quedó en Terapia Intensiva y falleció al día siguiente.
La condena
Al momento de analizar la situación particular de este caso, el juez Mayer refirió a lo que entendieron las partes para llegar al mencionado acuerdo.
“Si bien el comportamiento del incurso creó un riesgo prohibido, el resultado verificado no puede explicarse en base a aquel riesgo creado sino al propio comportamiento de la víctima. Entendieron que se trató de un curso causal diferente, dado que es el propio comportamiento de la víctima que se incardina al curso causal inaugurado por el agresor el que en definitiva se verifica en el resultado muerte”, sostuvo el juez.
“Si bien el González creó un peligro prohibido para el bien jurídico vida-salud de la víctima Morato al disparar el proyectil con el arma de fuego, no pudiendo verificarse la cobertura del comportamiento por un riesgo permitido, sin embargo, a juzgar por el dictamen médico no es ese peligro prohibido creado por el incurso, el que se realiza en el resultado muerte”, agregó, según publica Análisis.
La responsabilidad de la víctima
“En rigor -entendió el vocal-, el resultado se reconduce al comportamiento de la víctima ya que fue ésta la que al auto dictaminar su alta médica, retirándose voluntariamente del nosocomio, es decir en contra del criterio médico que ordenaba continuar internado para posibilitar los controles de la evolución de la intervención quirúrgica y en su caso ajustar la medicación, Morato se retira, solo asiste a un Centro de Salud el 9 de febrero, para reingresar al hospital ya con el cuadro fatal”.
De este modo, González terminó condenado por el delito de lesiones graves agravadas por haber sido perpetradas por arma de fuego y sentenciado a tres años de prisión condicional. Además, entre otras medidas, deberá realizar 96 horas anuales trabajos comunitarios en una institución de bien público o un curso de capacitación equiparable, durante el plazo de dos años del cumplimiento de la condena.