Lorena Dubini, madre de dos de los jóvenes muertos en la tragedia de la Ruta 39, denunció que el exfuncionario Juan Ruiz Orrico pasó las fiestas en familia mientras ellos visitaban el cementerio. “No fue un accidente, fue un homicidio”, afirmó, y apuntó contra los privilegios políticos y judiciales que rodean la causa.
Mientras el exfuncionario Juan Ruiz Orrico levantaba una copa junto a sus hijos en Navidad, cuatro familias entrerrianas pasaban la noche más triste de sus vidas frente a tumbas recién abiertas. Así lo relató Lorena Dubini, madre de Lucas y Brian Izaguirre, dos de los cuatro jóvenes que murieron en el choque frontal ocurrido el 20 de junio en la Ruta 39.
“Él estuvo con su familia. Nosotros fuimos al lugar donde descansan nuestros chicos. Ya no tenemos nada para brindar”, dijo con una crudeza que atraviesa cualquier expediente judicial.
La mujer no habla de un accidente. Habla de un crimen. Asegura que Orrico eligió manejar alcoholizado a las cuatro de la mañana, cruzó de carril, iba a alta velocidad y mató a cuatro trabajadores que iban rumbo a un frigorífico. “No fue un error. Fue un homicidio”, repite, con la convicción de quien perdió todo.
Pero además del dolor, hay indignación. Dubini sostiene que el apellido Orrico pesa más que las vidas de sus hijos. Que la Justicia entrerriana actúa de una manera cuando se trata de ciudadanos comunes y de otra cuando el acusado es un exfuncionario con vínculos políticos.
Mientras el juicio se acerca, previsto para febrero, el acusado sigue en libertad, paseándose por las termas y haciendo vida normal. Para las familias, esa imagen es una herida abierta: el contraste brutal entre el duelo eterno y la impunidad cotidiana.
Por eso, Lorena pidió que la sociedad no mire para otro lado. “Que no nos suelten la mano. Este juicio va a ser durísimo. Y necesitamos que estén”.
