Una nota periodística vuelve a poner en debate la causa del narcomunicipio y la figura de Sergio Varisco. Mientras la justicia apuntó contra funcionarios locales, el poder político nacional –con Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Rogelio Frigerio y Josefina Etienot– aparece señalado como garante de silencios y encubrimientos. La historia también obliga a revisar la situación de Griselda Bordeira, convertida en chivo expiatorio de un sistema mucho más grande.
El video recientemente difundido reabre una herida que la política entrerriana intentó sepultar: la causa del narcomunicipio de Paraná, que tuvo como epicentro al exintendente Sergio Varisco. Pero más allá de la narrativa oficial que se impuso en los tribunales, los nombres que permanecieron a resguardo –Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Rogelio Frigerio, Emanuel Gaiza y Josefina Etienot– hoy vuelven a quedar en la mira.
Durante el gobierno de Cambiemos, el caso fue presentado como un “ejemplo de transparencia institucional”. Patricia Bullrich se jactaba de llevar a fondo la lucha contra el narcotráfico, mientras Mauricio Macri intentaba instalar la idea de que la Argentina vivía una “guerra sin cuartel” contra el crimen organizado. Sin embargo, la realidad mostró que se trataba de un relato cuidadosamente manipulado: el foco quedó puesto en dirigentes locales, mientras se protegía a los responsables políticos de más alto rango que permitieron que las redes narco penetraran en el Estado.
Rogelio Frigerio, entonces ministro del Interior y hombre fuerte de Macri en Entre Ríos, jugó un papel clave en garantizar que la crisis no escalara hacia los despachos nacionales. La entonces viceintendenta Josefina Etienot, con discurso moralista, se alineó en la estrategia de aislar a Sergio Varisco y su círculo, evitando que la investigación incomodara al macrismo.
En ese esquema, Griselda Bordeira terminó señalada como una de las principales responsables. Su nombre quedó marcado por la sentencia, pero pocas veces se discutió que fue utilizada como variable de ajuste de un poder político que necesitaba mostrar culpables rápidos. Su caída pública sirvió para limpiar la imagen de quienes en realidad manejaban la trama más compleja, y que hoy siguen en la escena política sin dar explicaciones.
El video no sólo expone la hipocresía con la que se manejaron Mauricio Macri, Patricia Bullrich, Rogelio Frigerio, Josefina Etienot y Emanuel Gainza, sino que también invita a revisar cómo se construyó la verdad judicial en el caso. No se trató solamente de un intendente cooptado por redes de narcotráfico, sino de un sistema de complicidades políticas que operó para salvar a los líderes nacionales de Cambiemos, sacrificando a figuras intermedias para preservar el relato oficial.
En momentos en que la política argentina se debate entre crisis de representatividad y demandas de transparencia, la historia del narcomunicipio vuelve a recordarnos que la corrupción y el narcotráfico no prosperan sin complicidad desde arriba. Y que quienes pagaron el precio más alto, como Griselda Bordeira, lo hicieron mientras los grandes responsables se mantienen intactos en el tablero del poder.
FUENTE: IMPACTODENOTICIAS